top of page

Testimonios

Testimonio Valentina Stewart

Conocí esta iglesia en un asado de amigos, donde varios eran cercanos a mi esposo, Juan. Llevábamos años buscando un lugar donde sentirnos en casa, porque veníamos de una iglesia en Santiago que amábamos profundamente, y acá en el sur no encontrábamos algo parecido… hasta que llegamos acá. Desde el primer momento fue muy especial. Recuerdo claramente a la Paula diciendo algo así como: “Acá hay niños, los niños se mueven, pero nosotros los adultos somos los que tenemos que estar concentrados. Esta es una iglesia familiar”. Esa frase me marcó, porque fue honesta, real, y porque sentí que por fin habíamos encontrado un lugar amigable para nuestra familia. Desde entonces ha sido muy rico vivir la fe acompañada. Incluso una de mis mejores amigas va ahora también, y es hermoso poder alabar con ella. Sentí que volvía a tener un grupo donde confiar sin sentirme juzgada. Un espacio donde hay amigos, pero también hermanos en la fe. Estar acá me ha hecho crecer. Me ayudó a entender que mi fe no es solo una oración de noche, sino que somos parte de un cuerpo, de un sistema vivo. El discipulado con el pastor [Emmanuel] me ayudó mucho también. Aprendí más profundamente y eso hoy me permite responder con más claridad cuando alguien me pregunta por Dios… especialmente mi hijo, que a su corta edad me desafía con preguntas muy profundas. Mi relación con Dios ha pasado por momentos más activos que otros, pero algo clave fue cuando como familia tomamos la decisión de no trabajar los domingos en la mañana para ir a la iglesia. Fue un salto de fe, pero con convicción. Y ahí entendí de verdad que Dios está a cargo. Sobre la comunidad, lo que más valoro es que son personas humanas como yo. No somos perfectos, pero hay respeto, cercanía y empatía. Poder hablar con el pastor sin sentirme juzgada, recibir guía desde un lugar de amor, es algo que agradezco mucho. Es una comunidad cálida, donde incluso cuando llega alguien nuevo, todos nos emocionamos. Para mí, tener una familia espiritual es poder caminar la fe en conjunto. Porque cuando uno necesita consejo, no es lo mismo pedirlo a alguien que no ve la vida desde la fe. Aquí hay un respaldo, una mirada compartida. Una de las experiencias más fuertes que viví acá fue haber perdonado y también haber sido perdonada. Sentí que Dios limpió todo lo que no venía de Él y dejó solo lo lindo. Eso fue muy poderoso. En lo familiar, ha influido mucho. Ver a Franco interesado en la palabra, participando con naturalidad, es algo que me emociona. También pequeños detalles que para mí hacen la diferencia: por ejemplo, yo a veces me siento en el piso por un tema lumbar, y nunca nadie me ha hecho sentir rara por eso. Eso habla del amor y aceptación que se vive acá. Lo que más valoro es que es una iglesia con ganas de mejorar, de crecer. Así como uno quiere crecer en su vida, esta iglesia también busca hacerlo como cuerpo en Cristo. No es perfecto, porque somos humanos, pero sí es un grupo profundamente valioso. No tengo claro aún cuál es mi rol específico, lo estoy descubriendo. Estoy tratando de equilibrar el caos del día a día con el deseo de servir más. Pero algo que he aprendido sirviendo, es que cada persona tiene una historia, y muchos testimonios necesitan ser escuchados. No se trata solo de servir dentro de la iglesia, sino también afuera. Servir es trabajar para el mejor jefe que existe. Sueño con un espacio más apto para los niños, con ministerios fortalecidos, con muchas personas dispuestas a ser parte activa de este cuerpo hermoso que formamos. Si tuviera que resumir lo que esta iglesia es para mí, diría: “Esta iglesia es el simiente fuerte que veo cada día en mi hijo, que vive su fe con naturalidad desde pequeño.”

ChatGPT Image 22 ago 2025, 11_24_18_edit
bottom of page